*Sept 2020 Destination St Tropez

2020-10-04

Reanudamos nuestro largo viaje el martes por la mañana con destino a Saint Tropez para participar en la regata Les Voiles de Saint Tropez. Cada vez hay menos barcos en el agua, creemos que el Covid ha asustado a los navegantes.

El domingo 27 de septiembre, nada más despertarnos, Mercedes vuelve al mercado de Palma, en su lista hay frutas, verduras, pero también comida argentina y pan francés.

A su regreso dejamos el puerto deportivo hacia el puerto de Andraxt en el suroeste de Mallorca. En la bahía de Palma el mar esta hermoso después del vendaval de los últimos días.

Cuando llegamos al sur de la isla hay mucha más manejada y el viento amaina. El final de la tarde se vuelve inmediatamente menos agradable. Finalmente llegamos a Andraxt, sorpresa, ya no hay boyas gratuitas (ni siquiera pagando) para grandes embarcaciones y el encargado del puerto nos manda de regreso al lugar de donde venimos.

Buscamos un lugar en esta costa resguardado del oleaje oeste-noroeste, pero hay pocos y cuando los hay están reservados para Posidonia. Entonces decidimos fondear frente a la playa de Sant Elm. No dormimos muy bien que digamos.

El lunes 28 de septiembre reanudamos nuestro viaje y nos dirigimos al puerto de Sóller en la costa noroeste de la isla. Hay oleaje y poco viento. Llegamos a la mitad del día, no hay más barcos ni lanchas en las boyas previstas para los locales y solo hay 3 barcos anclados en la bahía. Pareciera pleno invierno, pero todavía es verano. Mercedes agarra el paddle board para hacer algunas compras antes de que cierren los negocios porque tenemos que salir por la tarde hacia la bahía de Roses, 140 millas nauticas hacia el noreste. A su regreso, el oleaje aún no se calma y el viento amaina. Mercedes insiste mucho en la belleza del pueblo y la altura del oleaje para posponer nuestra partida. Incluso llega a preparar una Fideua.

El soborno ha funcionado, decidimos posponer nuestra partida hasta el día siguiente. Richard comprueba y purga su circuito de diésel antes de la salida. Al anochecer bajamos a dar un paseo y tomamos una copa por el paseo marítimo.

El martes 29 de septiembre temprano deshinflamos el anexo y lo guardamos en su garaje en la parte trasera del barco. Son las 10 de la mañana dejamos Soller hacia la Costa Brava. Todavía no hay viento y el mar es aceite.

Aprovechamos para preparar y poner en el agua 3 líneas de pesca. Ante la monotonía del viaje, Mercedes se pone a crear un pequeño cuadro decorativo sobre el tema de Ibiza.

Al anochecer no vimos ni la sombra de un pez y nuestros carretes permanecieron irremediablemente silenciosos. Por lo tanto, levantamos nuestras tres líneas para la noche. Alrededor de las 11 de la noche se levanta el viento y finalmente apagamos el motor para navegar a vela. Allí, un pequeño gorrión (o equivalente) pasa varias veces sobrevolando el barco antes de detenerse en la banda de estribor para descansar, para deleite de Mer. Permanecerá alli hasta las 3 de la mañana.

El miércoles 30 de septiembre por la noche, nos turnamos para hacer las guardias. A las 3 en punto el viento calmó y nos obligó a volver a arrancar el motor. La segunda parte de la noche todo esta humedo y reemplazamos los shorts por pantalones y mantas, Oh ya no estamos en verano. La luna llena que nos acompaña, ilumina la noche que nos rodea. Nos cruzamos con muchos barcos comerciales y pesqueros que nos dice nuestro AIS.

A las 8 en punto, volvemos a parar el motor por segunda vez y navegamos de nuevo a baja velocidad, pero tenemos tiempo. De hecho, hemos planeado comer una última paella española en el pequeño restaurante de cala Joncols. De repente, una de las líneas, que habíamos vuelto a meter al agua al amanecer, se activa, el carrete se calienta y acabamos recogiendo un bonito de 60 cm.

A la 1:30 p.m. tomamos una boya frente a la playa y llamamos al bote taxi para desembarcar e ir a tierra. Pequeño problema, el panel de control del motor nos indica un fallo en la llave de encendido y ya no podemos parar el motor. Tenemos que llamar al mecánico que nos explique el fallo. ¡¡¡Ah, esta electrónica marina !!!

Después de un buen almuerzo, regresamos a bordo para dejar el lugar y zarpar hacia la calanque Sormiou cerca de Marsella (112mn). Pero aquí nuevamente la llave de encendido decide retrasarnos. Llamamos al mecánico nuevamente para que nos ayude a detectar y solucionar el problema. Finalmente nos pusimos en marcha y aquí estamos de nuevo en el mar, pero esta vez a vela, rumbo a la costa francesa.

Partimos para nuestra segunda noche de relevos, MR navega a baja velocidad y el mar es hermoso. Es un placer navegar solo a vela. Controlamos el pronostico mientras tenemos Internet y la meteo no es buena. De hecho, la ventana es estrecha, lo que confirma que nuestra elección de irnos de inmediato fe acertada. También estamos modificando nuestro destino de llegada, porque es importante para nosotros refugiarnos después de pasar Cap Scicié, nos beneficiaremos de condiciones más indulgentes en Toulon, que cerca de Marsella.

La noche vuelve a caer y esta vez es aun más fresca y húmeda. El viento decide ayudarnos a volver a Francia aumentando ligeramente, lo que impulsa la MR a 7 / 8kts. Es genial !!!

El jueves 1 de octubre, cuando sale el sol seguimos ciñendo a 8kts, a estribor vemos un gran catamarán pasando a una velocidad (AIS) de 10kts. Esto no es normal, Richard está empezando a afinar la puesta a punto de las velas pero no superamos los 8,5 kts. Allí acaba de darse cuenta de que el rumbo del catamarán es menor que el nuestro en 30 °. Llegará pues hacia Fos Sur Mer mientras que nosotros llegaremos a La Ciotat. Está bien,Richard se tranquiliza. Por la tarde navegamos por la costa, pero esta vez el viento cedió nuevamente el lugar a nuestro motor.

Hemos reservado un lugar en el pequeño puerto de Saint Mandrier en el puerto frente a Toulon. Allí estaremos bien protegidos para dejar pasar la tempestad anunciada para el viernes. Llegamos por la noche y para nuestra sorpresa nos habían colocado entre otros dos Bordeaux 60s (EOS y MAIA): ¡¡¡buena brochette !!!

Viernes 2 de octubre la mañana es tranquila y aprovechamos para tomar el bus para irnos a comprar dos docenas de ostras, que ganas teniamos !

Por la tarde empezamos a sentir los efectos de la tormenta, pero estamos en un lugar seguro, nada que temer. Estamos preparando el barco para recibir a los Biboux que vendrán a cenar con nosotros esta noche. En el menú, ¿adivinen qué ?: ¡bonito! Al comienzo de la tarde, una tormenta sacude seriamente el barco y un aguacero cae sobre nosotros, ¡así que no necesitaremos enjuagar el barco! Afortunadamente, es de corta duración. Estamos muy contentos con la opción que tomamos de entrar al puerto. Por la noche cenamos con nuestros amigos que durmieron a bordo para poder disfrutar de un rico ron.

El sábado 3 de octubre, supuestamente el pronostico no era muy bueno, no haría buen tiempo para volver a salir al mar con rumbo a Saint Tropez, pero finalmente amanecio un dia hermoso y sin viento en el puerto. El día prometia ser bueno, así que volvimos al mar.

Deberiamos tener manejada, del oleaje del día anterior, pero el mar esta hermoso, hace buen tiempo y sin viento.

Avanzamos con el motor hacia la península de Giens, por Porquerolles, luego pasamos por el interior de las islas del Levante y ya no hay el más mínimo oleaje. Tenemos 48 millas para ir a nuestro destino donde tenemos que recoger a Clément que está de camino de Bdx para unirse a nosotros. El viento anunciado nunca se levantó, a pesar de que terminamos el viaje a vela. A las 19 horas contactamos con el puerto de Saint Trop para intentar pasar la noche allí, pero tendríamos que esperar a la salida de los «clásicos» de la primera semana para amarrar en nuestro lugar. Entramos entonces en el puerto hasta el pontón de recepción para esperar a Clem y salimos a dormir a la bahía. Pasamos una muy buena noche allí sin las ráfagas de viento anunciadas por el semáforo.

Continuara Les voiles de Saint Tropez !!